A LOS QUEBRANTADOS DE CORAZÓN

Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu. (Salmos 34:18)

 ¿Quiénes son los que reciben salvación?

Todos los que confiesan sus pecados.

Los que ante Dios llegan humillados,

Y con toda sinceridad abren el corazón.

 

¿De quienes Dios está cerca para salvar?

De los que la esperanza no pueden hallar.

De los que tienen el corazón quebrantado,

Y claman con urgencia que esté a su lado.

Si acaso hubiera una sola persona con el corazón quebrantado “Quebrado” por el dolor, con ella Dios estará presente. Si fuera solo una, estemos seguros de que Dios dejaría las noventa y nueve que no necesitan consuelo para buscar aquella que está sufriendo. El Señor no la mirará de lejos, sino que la animará y fortalecerá hasta levantarla de ese estado. El que habita en la eternidad, en la altura y la santidad, derramará sobre ella su amor sanador. (Isaías 57:15)

¡Ven! Volvamos a Dios para recibir lo que ha preparado con cuidado y ternura. Solo Dios consuela y venda nuestras heridas. Dios está cercano. Acerquémonos entonces a Él confiadamente y no rehusemos su dulce presencia. Dejemos que fluya su Santo Espíritu y hagamos así la más dulce comunión.

Mi corazón se quebranta ante tu presencia,

Al reconocer tu inmenso poder y majestad.

Que fluya tu gloria sublime y me de santidad,

Que fluya en mi como torrente de agua fresca.

 

Bendito eres tú Señor, fuente de vida eterna,

Tú eres el agua pura de la que estoy sedienta,

¡Oh dame de beber hoy y por toda la eternidad!

Amado mío sáciame de tu palabra y tu Verdad.

 

Ven y calma mi sed Señor te quiero cerca,

A mi alma le urge el río de tu presencia.

Es imperativo tener tu proximidad cada día,

Ni un solo instante me dejes sin tu compañía,

Para que esa profunda pasión por ti crezca.

 

Aliéntate una y otra vez alma mía,

Adora con gran regocijo a tu Creador.

Es sumamente delicioso alabarte Señor,

Cantar cánticos porque me has vivificado.

Yo quiero estar en los brazos de mi amado,

Gozando de eterna y grande bendición.

Que por muy difícil que sea mi situación,

Aunque lágrimas yo haya derramado,

Pueda siempre decir sea Dios exaltado,

Y al Espíritu que me ha dado consolación.