CUERDAS DE AMOR

Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz,

y puse delante de ellos la comida. (Oseas 11:4)

¿Qué uso le damos a una cuerda? ¿No es para sujetar, atar o aprisionar?

Dios también en muchas ocasiones ha usado cuerdas. Pero no precisamente con el mismo fin con que nosotros las usamos.

La historia bíblica cuenta que el pueblo de Israel mientras más Dios lo llamaba, más se revelaba y se alejaba para ofrecer sacrificios a dioses ajenos. Leamos textualmente:

Yo tomé en mis brazos a Efraín y le enseñé a caminar, pero él nunca reconoció que era yo quien lo cuidaba. Yo los atraje a mí con cuerdas humanas, ¡con cuerdas de amor! Estaban sometidos al yugo de la esclavitud, pero yo les quité ese yugo y les di de comer. (Oseas 11:3-4)

Esta era la condición en que se encontraba el pueblo de Dios a pesar de recibir todos los cuidados.  

Pero no quisieron volverse a mí. Por eso, no volverán a Egipto, sino que el asirio mismo será su rey. La espada caerá sobre sus ciudades, y acabará con sus aldeas. Acabará con ellas por causa de sus malas intenciones. Mi pueblo insiste en rebelarse contra mí; me llaman el Dios Altísimo, pero ninguno de ellos me quiere enaltecer. (Oseas 11:5-6)

Hoy no ha cambiado mucho la situación entre nosotros. Porque es todavía un tiempo donde tenemos que ser atraídos hacia Dios por medio de sus cuerdas, para así poder acercarnos a él. 

¡Oh bendita contradicción!

¡por una divina intervención!

El hombre usa cuerdas para atar,

Pero Dios las usas para libertar.

Sea “la cuerda del dolor”, o “la cuerda del sufrimiento”. Sea “la cuerda del abandono”, “del rechazo”, “la pobreza”, “la enfermedad”, u otra situación semejante, Dios sigue usando esas cuerdas para atraernos hacia Él.

Toda situación que haya sido usada para que mi vida estuviese cerca de Dios, ha sido un gesto de compasión y misericordia de parte de Él.

Cuando alejados estábamos de Dios, fuimos atraídos para luego disfrutar de las grosuras de su mesa.

“Y puse delante de ellos la comida”, dice Dios al final del versículo 4, como una señal de que conservamos la libertad.

La comida es puesta delante de nosotros y nosotros decidimos comerla o rechazarla.

¡Mejor me sería tomarla de prisa y con gratitud, pues mi vida ha pasado por tal aridez que ya no me quedan nutrientes!

¡Este es el momento justo de recibir el manjar que Dios con amor me ofrece!

 Hoy yo decido comer para vivir eternamente,

Tomo el manjar que Dios me ofrece con amor.

No lo haré forzada, lo haré voluntariamente,

Es mi mejor oportunidad me lo dice el Señor.

Si para mí tuvo que usar las cuerdas del dolor,

Es porque era el mejor recurso definitivamente.

 

Habiendo podido otra circunstancia usar,

Estoy segura que Dios lo hubiera querido,

Pero fui obstinada y renuente para aceptar,

En las muchas veces que había intervenido.

 

Usó cuerdas de dolor para atraerme hacia Él,

Y así fue quitado el yugo que me aprisionaba.

¡Oh bendito redentor ahora contigo puedo tener!

¡En gran abundancia lo que antes a mí me faltaba!

 

Me faltaba tu amor, me faltaba tu presencia,

Era muy árida mi vida, de todo tenía carencia.

No tenía una mesa para sentarme a comer,

Hoy son ríos de agua viva que me das a beber.

 

Me sustentas cada día con un rico manjar,

Me invitas a tu mesa y me dejas participar.

Por haberme atraído con cuerdas de amor,

En gratitud te rindo mi vida, ¡Úsala Señor!