Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:26)
Hoy nos encontramos con una promesa de Vida Eterna sustentada sobre la base de dos condicionamientos:
1. Creer en Jesucristo
2. Ahora que tenemos vida.
Dicho de otra manera, ¡Ahora es el momento! ¡Ahora es la oportunidad!
El texto del encabezamiento inicia diciendo “Todo aquel”, indicando esto que la promesa de Dios es para Todos y que Dios no hace acepción de personas. Porque su voluntad es que todos seamos salvos y vengamos al conocimiento de la verdad. (1 Timoteo 2:3-4)
Ahora que tenemos vida, ahora es cuando tenemos la oportunidad de creer en Jesucristo el Hijo de Dios y confesar con nuestra boca que Él es nuestro salvador. (Romanos 10: 9-10)
Jesús promete que no moriremos eternamente; refiriéndose a la muerte que nos separa de él, es decir, a la muerte eterna. Por otra parte, hay una muerte que todos debemos experimentar y es la muerte física. Pero este tipo de muerte para los creyentes en Cristo es gran ganancia, ya que los lleva a la presencia de Dios para siempre.
Jesús dijo en otra ocasión:
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:36)
Bien sabe el Señor que todos nosotros necesitamos ser confrontados para hacernos conscientes de la importancia de la vida eterna, y para que nuestra mirada sea puesta en él. Por tal razón nos habla muchas veces y de muchas maneras. ¿No cree usted que Dios ya ha hablado suficiente?
Ayúdanos Señor a cuidar la salvación,
Ese precioso regalo de vivir junto a ti.
Solamente contigo se es plenamente feliz,
Tú nos haces estar conscientes de tu amor.
No es mañana, es hoy que me das vida eterna,
Hoy lo haces porque me amas demasiado.
Tú sabes muy bien que separada de tu lado,
No sería posible ser feliz en esta tierra.
Gracias amado Padre por haberme rescatado,
Gracias por Jesucristo que por mí fue crucificado.
A ti que necesitas salvación y vida eterna,
A ti te está hablando Jesucristo el Salvador.
No permitas que tu valiosa alma se pierda,
Ven hacia sus brazos y entrégale tu corazón.