Milagro En Unas Bodas

Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. (Juan 2:1)

Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 

Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino

Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 

Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 

Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 

Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 

Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 

10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 

11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. (Juan 2:1-11)

Algunas veces nuestra obediencia inicial no va acompañada de fe. Sencillamente obedecemos porque reconocemos la voz de quien tiene la autoridad y nos sujetamos a ella aún sin entender. Tal vez eso fue lo que les sucedió a los sirvientes: Llenaron las tinajas sin entender por qué lo debían hacer. Sin embargo, al obedecer la orden de Jesús sin pedir explicación, como consecuencia vieron el milagro. Entonces, debemos decir que…

 

¿Para que hayan milagros yo tengo que creer?

¿O primero necesito entender para obedecer?

Debo decirte que lo último no es lo más apropiado,

Pues, ¿Acaso Dios necesita darnos explicaciones?

¡Claro que no! Porque conoce nuestros corazones.

Solo basta con su palabra que ya nos ha declarado.

 

¡Quién como mi Dios que tiene toda autoridad!

¡Que tiene todo poder para su palabra ejecutar!

Quiere hacernos bien usando nuestras vasijas,

¿No te parece solo gracia que te escoja y elija?

 

Como un día llamó a Pedro a Felipe y a Andrés,

Hoy nos llama a nosotros y debemos obedecer.

Tienes un gran privilegio que a ti te haya elegido,

Ven regocíjate ante Él con un corazón agradecido.

 

Ofrezcamos nuestras vidas para poder ser usados,

Creyendo firmemente en la palabra bendita e infalible.

Tú y yo somos vaso de barro con un tesoro incrustado,

Que nos permite recibir lo que aveces parece imposible.