Tu Corazón se llenará de Alegría

Así también, ustedes se afligen ahora; pero yo volveré a verlos, y entonces su corazón se llenará de alegría,

una alegría que nadie les podrá quitar. (Juan 16:22)

Me asomé a la ventaba para ver el color otoñal de los árboles. Quería apreciar personalmente lo que había visto a través de la Televisión. Recorrí las calles de la ciudad para encontrar siquiera una sonrisa que armonizara con el ambiente. ¡Pero solo vi rostros preocupados! ¡Caras serias y gente presurosa de un lado a otro!

Acompañada de lluvias intermitentes esperé a que llegara el día de acción de gracias. Por uno y otro lado se anunciaban Festivales y un sinnúmero de programas. ¡Había un olor a fiesta!

Cuando niña, Noviembre y Diciembre eran los meses del año que más me gustaban. Por los regalos. La culminación de un año escolar. La visita de mis amigos y familiares. Graduaciones. Matrimonios. Renovaciones. Decoración de la vivienda. Luces. En fin, ¡Esta era la época más esperada! Yo la disfrutaba intensamente; pero sin entender que al otro lado del mundo, y aún quizás muy cerca de mí, habían personas jóvenes y adultas que no estaban tan alegres como yo. Ellos por el contrario estaban experimentando una profunda tristeza.

A medida crecía y me convertía en mujer adulta, también fui escalando niveles progresivos de tristeza sin ninguna explicación aparente. Viví largos años padeciendo de soledad interna. Así que después de ser una niña risueña, alegre y extrovertida, me volví melancólica y depresiva. Solo después de cumplir 25 años de edad fui consciente que debía llenar el vacío interior causante de mi tristeza.

De modo que, estimado amigo, la tristeza a todos nos podría visitar. Pero yo no quiero detenerme a hacer gala de ella. ¡De ninguna manera! ¡Yo deseo que conozcas una buena noticia! La buena noticia es que toda tristeza es temporal. Es decir, la tristeza no podrá permanecer mucho tiempo ni tampoco será para siempre. ¿Por qué? ¡Pues bien! porque la tristeza es de índole espiritual. Esto solo lo comprendí cuando acepté a Cristo como mi Señor y Salvador.

Jesús el Hijo de Dios convierte la tristeza en gozo, y es desde el corazón donde él trabaja. ¿Qué quiere decir ésto? Que si Jesús vive en ti, ya no hay manera de que la tristeza se quede a habitar como residente permanente en “tu casa”.

El Señor Jesucristo nos asegura que nadie quitará nuestro gozo, pues, ese gozo es su presencia misma. ¿Y quién podrá arrebatar al Señor de nuestros corazones? Absurdo sería siquiera pensarlo; porque cuando el todopoderoso vive dentro de ti, Él se manifestará externamente en un asomo al mundo diciendo: “Esta es mi morada eterna. Me complazco en hacer feliz al ser humano. ¡Miren a mis escogidos como disfrutan la vida conmigo”!

¿Quieres tú experimentar el verdadero gozo?

Ven a mí, te dice el Señor. Acepta mi oferta de salvación que va más allá de ser un rescate. Mi salvación es un disfrute continuo desde ahora y para siempre.”

¿Quisieras cambiar tu tristeza por el gozo que da Jesús?

Hoy es una excelente oportunidad para decir adiós a la tristeza. Hoy es el día propicio para decir ¡No más! ¡Ya no quiero vivir en este ciclo repetitivo de tristeza y melancolía! ¡Renuncio a la depresión! Ahora mismo determino aceptar a Jesús como mi Salvador, porque Él es el único que me puede dar el verdadero gozo.

Tener en el corazón la presencia de Jesús,
Es mantener por siempre el verdadero gozo.
Ven acéptalo hoy mismo y tendrás la virtud,
De gozar la vida y de ver su hermoso rostro.

Oro que no haya más tristeza permanente,
En el corazón de los creyentes en el Señor.
Pues el gozo de su presencia prevalece,
En medio de las pruebas nos fortalece,
Haciendo de nosotros más que vencedor.

Hoy te extiendo una invitación estimado amigo,
A que aceptes el glorioso regalo de la salvación.
En tu corazón acepta lo que Cristo ha prometido
Y tu tristeza será cambiada en óleo de bendición.