¡YA CASI LLEGAMOS!

Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz,

sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, en el trono de Dios. (Hebreos 12:2)

Antes de que leamos “Puestos los ojos en Jesús”, la palabra de Dios nos menciona en el Capítulo 11 las proezas que hicieron algunos hombres y mujeres de fe.

Hebreos 12 comienza diciendo que debemos correr la carrera que tenemos por delante, libres de todo peso y del pecado que nos impide avanzar.

¿Y cómo podríamos correr llevando a cuestas pesadas cargas?

¿Cómo podría yo correr ligeramente para llegar a la meta sin tener fija mi mirada en el supremo galardón?

Los hombres y las mujeres de fe que registra la Biblia son de gran ejemplo para todos nosotros, pero en ninguno de ellos debe estar centrada nuestra mirada aunque hayan sido honorables. El único que puede guiarnos en esta carrera que tenemos por delante se llama Jesucristo, pues, Él es quien nos da la fe de principio a fin.

Los que viajan en buques marítimos, en naves espaciales y en aviones, utilizan una luz coloreada llamada “Luz de navegación.” Los que viajan en automóviles utilizan el GPS como guía de ruta. Quienes hacen uso de estos sistemas de posicionamiento deben fijar su atención para poder llegar al lugar de destino. De igual manera nosotros debemos viajar enfocados en la luz de la palabra de nuestro Señor Jesucristo que es la única manera segura de llegar a nuestro destino final: ¡El cielo!

¿Qué sistema de orientación sobrenatural usas en la vida?

¿O te conformas con los medios convencionales humanos?

Déjame decirte que hay algo infalible que nunca termina,

Y es la palabra que sale de la boca de Dios mi hermano.

 Ella es un manual y guía perenne de navegación segura,

Que muestra el presente el pasado y la eternidad futura.

 

 El Señor Jesús, debido al gozo que después le esperaba,

Sufrió la cruz a pesar de la vergüenza que representaba.

Es por eso que ahora está sentado en el lugar de honor,

A la derecha del Padre como Sumo Sacerdote Intercesor.

Entonces pongamos la mirada en el derrotero de su luz,

A la luz de su palabra y a su sangre derramada en la cruz.