EL JUSTO FLORECERÁ

El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. (Salmos 92:12)

¿Y quién es justo? ¡Porque la Biblia dice que no hay justo!

«Como está escrito: No hay ni un solo justo. Nadie es realmente sabio, nadie busca a Dios. Todos se desviaron, todos se volvieron inútiles. No hay ni uno que haga lo bueno, ni uno solo» (Romanos 3: 10-12)

Esta es la cita que alguien podría invocar para argumentar que no se le puede atribuir justicia a nadie.

Entonces, ¿Por qué algunos son llamados justos? ¿Acaso se contradice Dios?

¿Por qué también en el Salmos 92 el Señor dice que el justo florece y crece?

Pues bien, pasemos a examinar cuidadosamente y comprobaremos que no hay ninguna contradicción.

En primer lugar, nótese que Romanos 3: 10 inicia así: “Como dicen las Escrituras:”  dando a entender que hay un contexto Bíblico. Que existe un marco de referencia que lo rodea para que pueda ser entendido o bien interpretado. Y justamente el contexto en este caso son los Salmos 14 y 53.

Las palabras dichas por el rey David en estos Salmos no solo fueron aplicables en ese tiempo. ¡Claro que no! Hoy siguen igualmente vigentes. Es más, el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento las toma como referencia para sustentar la verdad de que todo ser humano indistintamente de si es judío o griego, esclavo o libre, gentil o publicano, rico o pobre, iletrado o culto, TODOS necesitamos de la gracia redentora del Señor Jesucristo para ser salvos.

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23)

Pero ahora se ha manifestado la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen en él. (Romanos 3:22)

Habiendo entendido que así como el Señor Jesucristo al morir por nuestros pecados nos acercó a Dios y nos posicionó delante de él en una relación de justicia, ahora se espera que como personas justas crezcamos y demos frutos evidentes de nuestra nueva naturaleza.

A los que practican la justicia de Dios, como consecuencia de haber sido justificados por medio de la fe en el Señor Jesucristo les aplica esta doble promesa:

1. Florecen- Esto habla de estar radiantes y hermosos. De tener una mejor apariencia; porque somos embellecidos con el atractivo de la presencia de Dios.

2. Crecen- Significa entonces que no estaremos estancados, sino que daremos frutos en abundancia. Creceremos vigorosos y fuertes contra toda tempestad.

Los hijos de Dios que Florecen y Crecen son como La palmera. Con la característica que cuando los vientos soplan con violencia, ellos se aferran de la raíz que es Cristo el Señor. Y aunque se doblan, no se parten, ni tampoco se desarraigan. Solo se doblan para inclinarse ante el Creador y adorar su Santo nombre.

La Palmera crece en el desierto, en lugares de sequedad y desolación. Florece y da frutos donde otros árboles mueren.

El Cedro emana de su interior exquisita fragancia.

Así son los justos en las manos de su hacedor: Como Cedros y Palmeras.

 

Que practiquemos la justicia como hijos de Dios,

Es el pedido que nos hace Jesucristo el Señor.

Hablemos, pero la justicia también cumplamos,

Así como está escrito en el libro de Romanos.

 

Como la palmera, aún con vientos huracanados,

Con lluvias torrenciales, con rayos y tempestad.

Permanezcamos en todo tiempo bien arraigados,

Dando frutos en abundancia y con total libertad.

 

Los frutos revelan nuestra nueva naturaleza,

Ellos demuestran quiénes somos realmente.

No pasamos inadvertidos aunque así parezca,

Cuando hacemos justicia delante de la gente.

 

Hoy, por el sacrificio de Cristo somos justos ante Él,

No por nuestras propias obras debemos reconocer.

Todo aquel que ha dejado el pecado venga a la cruz,

Y de gracias al Padre por asignarle tan grande virtud.