SEGURIDAD Y PROVISIÓN

Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión;

como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. (Isaías 32:2)

Quisiera resaltar cuatro palabras claves que nos brinden un marco de referencia para el tema objeto de estudio:

-Escondedero –Refugio –Arroyos –Sombra

Por favor detengámonos un momento a examinar las palabras mencionadas e iniciemos con las dos primeras que son sinónimas y adquieren la connotación de Seguridad: Escondedero y Refugio.

¿Jugó usted a “Las escondidas” durante su niñez?

En el tiempo en que se practicaban los juegos callejeros, era muy divertido participar. Además de entretenernos nos desarrollaba cierta destreza para encontrar un buen escondite. Todo dependía de la habilidad de cada participante. A veces lo hacíamos en parejas, o en pequeños grupos si disponíamos de un hábil líder. Hoy en día, ese juego que era uno de mis favoritos, se ha convertido en una realidad sustancial de seguridad en la persona del Señor Jesucristo. Y no solo para mí, sino que Jesús le brinda absoluta protección a todos aquellos que debajo de sus alas vienen a refugiarse.

Ahora hablemos del Arroyo, definido como una corriente natural de agua que normalmente fluye con continuidad. Notemos bien que en el texto del encabezamiento, el Señor habla de sí mismo en plural y no es singular, debido a que “El Arroyo” también es definido como un río pequeño de escaso caudal y profundidad, y que podría llegar a desparecer en la estación seca. Por eso el Señor se compara con “Los Arroyos”, dando a entender que su provisión es permanente y nunca deja de fluir. Es decir, que si se seca “un arroyo”, “otro arroyo” brotará para sustituirlo. ¡Aleluya!

Mientras viví en la finca con mis padres, el mejor lugar donde podíamos obtener agua potable era en “La poza”, así le llamábamos a un manantial excavado por mi madre. De ese manantial recibíamos el agua fresca para beber y cocinar. De ese manantial recogíamos el agua confiadamente porque había la seguridad de su alta pureza.

Hoy tengo que agradecer al Señor que nos haya provisto a mi familia y a mí una mejor agua que la del manantial. Cristo, que es la fuente de agua de vida eterna no nos dejará tener sed jamás. “La poza” se cerró por desuso, pero del Señor seguiremos recibiendo agua pura por toda la eternidad.

Por último hablemos de la Sombra, no como una imagen oscura proyectada sobre una superficie, sino como un espacio donde se está protegido del calor del sol. Con este tipo de sombra se compara el Señor Jesucristo, por el bienestar que se experimenta al estar en su presencia. Esto yo lo percibo como salir de la estación de verano donde todo se marchita y se seca y entrar a la estación de primavera donde los árboles recobran vida y florecen.

Permítame concluir citando Cuatro textos Bíblicos que nos muestran los atributos de Dios antes mencionados:

- El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. Dios es mi refugio, él me protege; mi escudo, me salva con su poder. Él es mi escondite más alto. (Salmos 18:2)

- “EL SEÑOR es una fuente de agua” Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna. (Juan 4:14)

- “EL SEÑOR es sombra en tierra calurosa” El Señor es mi guardador; El Señor es mi sombra a mi mano derecha. El sol no me fatigará de día, ni la luna de noche. (Salmos 121:5-6)

Por eso “los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas”  (Salmos 36:7)

Cuando el sol de las tribulaciones y el calor de los problemas sofoquen nuestra vida, refugiémonos a la sombra de ese gran peñasco que nos abriga y nos da descanso. Solo allí podremos sentarnos confiadamente y recibir la frescura que requiere toda alma sedienta.

 Señor, que anhele siempre estar muy cerca,

Que prefiera yo estar todos los días contigo.

Para que me sacie de ti y mi alma no perezca,

Reposando bajo tus alas que me dan abrigo.

 

Señor, Eres mi protección. Tú eres mi sustento,

Eres el agua pura y cristalina que calma mi sed.

Eres tú mi respirar y también mi mejor alimento,

Recibo tus palabras que dicen “ven a mí y bebed”

 

Por ser tú la única Roca que me brinda protección,

Y el agua más pura que la de mi viejo manantial.

Me acerco a ti antes que venga el día de la aflicción,

No tengo mejor escondite donde poderme refugiar.