EN MEDIO DE LA ANGUSTIA

Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás;

contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra. (Salmos 138:7)

No quisiera añadir preocupación a la angustia que ya viven algunas familias a causa del mal que azota la tierra. Porque si algo necesita oír la humanidad en estos momentos es justamente una voz de esperanza que proporcione alivio a los corazones desesperados, turbados y confundidos.

La angustia es un estado agudo de congoja que usa el enemigo para oprimir el alma del ser humano, al punto de causarle desolación, dolor y extremo quebranto.

La angustia es una circunstancia en las cual nos desalentamos, haciéndonos vulnerables a claudicar y desistir a los nobles propósitos trazados por Dios. Se podría llegar a pensar inclusive que no tiene sentido lo que se hace. Por lo tanto, ¡"Continuar no es necesario"! …Así piensa quién está en angustia.

No fue así en el caso del rey David, quien al escribir el Salmo 138 reconoció que, aunque anduviere en medio de la angustia, también estaría protegido del enojo de sus enemigos. Es por eso que en el verso 8 declara con certeza:

“El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida, pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre. No me abandones, porque tú me creaste.”

Está claro entonces que, cuando sabemos para qué fuimos creados. Cuando sabemos que Dios nos ha diseñado con un propósito, el mal que nos rodea no nos atemoriza.

David sabía que siendo un rey elegido por Dios, Dios mismo estaría comprometido a cuidar de él para el cumplimiento de su llamado.

David era consciente de que a su alrededor había peligros, pero también era consciente de que Dios lo había creado para gobernar. Quizás usted mientras lee estas líneas se hace algunas preguntas. Tales como:

¿Para qué fui creado(a)? ¿Cuál es mi propósito en esta tierra? Pues, permítame decirle que toda persona ha sido creada en la eternidad por el Dios eterno. Y toda persona viene a la tierra a cumplir un llamado divino. ¡¿Cómo es eso?!  

Aquí tenemos el ejemplo del rey David: Él sabía que no moriría a causa de los enemigos que le rodeaban. ¿Por qué? Porque había sido elegido rey y aún estaba comenzado su reinado. Esto puede ser comparado con lo que dijo el apóstol Pablo en el nuevo testamento:

Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese. (Filipenses 1:6)

Usted también está rodeado de enemigos. Enemigos invisibles e invisibles. Enemigos internos y externos. Algunos enemigos internos son el miedo, la preocupación, la ansiedad, la depresión, la tristeza, la soledad, la amargura, el odio. Para mencionar algunos ejemplos. No obstante, de todos estos enemigos usted podría estar a salvo si pone la confianza en el Dios todopoderoso que le ha creado.

He presentado el consejo de la palabra de Dios,

A usted que se siente en angustia o desalentado.

Dé gracias por la vida al que en eternidad lo creó,

Glorifique con gozo al que a paz nos ha llamado.

 

Diga usted como dijo el rey David en alguna ocasión:

No moriré, pero sí viviré para contar lo que hizo Dios.

Aunque nos castigue severamente no nos deja morir,

Otra vez no dará la victoria y a él vamos a bendecir.

 

Dios se duele de la perversión que el hombre ha generado,

Estemos a cuentas con el que a santidad nos ha llamado.

A pesar de que en la tierra la maldad se ha multiplicado,

Aún hay gracia divina porque la puerta no se ha cerrado.

 

Hoy es nuestra oportunidad de arrepentirnos mi amado,

Tiempor de vivir vidas santas si en verdad hemos creído.

Es un momento histórico que al igual que en el pasado,

Dios está dando señales de que el tiempo se ha cumplido.

 

Usted que no ha aceptado a Cristo como Salvador,

O usted que se ha apartado de sus santos caminos.

Llegó la hora de atender con urgencia al Dios de amor,

Y escapar de la condenación de este mundo perdido.