LA BUENA TIERRA

Haz lo que es bueno y correcto a los ojos del Señor, para que te vaya bien en todo.

Entonces entrarás en la buena tierra que el Señor juró dar a tus antepasados y la poseerás;

y expulsarás a todos los enemigos que viven en la tierra, tal como el Señor dijo que harías. (Deuteronomio 6:18-19)

Este pedido de Hacer lo bueno y recto ante los ojos del Señor nos bendice con cuatro promesas:

_ Nos irá bien en todo

_ Entraremos a la buena tierra

_ Poseeremos la buena tierra

_ Expulsaremos a todos los enemigos.

HACER LO RECTO es sinónimo de integridad. Es hacer lo bueno ante los ojos de Dios y no ante los hombres. Lo cual se traduce en garantía de bienestar para el presente y el futuro.

Muchas veces queriendo mostrar nuestras buenas obras para recibir aprobación, hemos obtenido a cambio un mal pago. Este es el resultado de actuar a la inversa de los consejos de Dios. Pues Él nos promete que nos irá bien solo cuando hacemos lo recto ante sus ojos.

La justicia de los hombres nunca puede pesar en balanza exacta, pues dentro del corazón humano habita maldad y corrupción. Por tanto, si buscamos de ellos la aprobación, ya tenemos la recompensa. Es pues, la recompensa del Señor, la que proporciona completo bienestar al alma.

Dios también nos promete que ENTRAREMOS A LA BUENA TIERRA. Lo cual indica que nada ni nadie podrán impedir el acceso a nuestras bendiciones.

POSEEREMOS LA BUENA TIERRA. La tierra que Dios ha prometido desde siglos a nuestros antepasados es ¡Buena! ¡Qué grande promesa que alienta y da esperanza!

Tal vez tú has estado esperando por muchos años poseer las promesas que te han sido declaradas de manera personal. Entonces, no es en vano cada esfuerzo que haces de continuo para tomar posesión de tu herencia. ¡No te detengas! Recobra ánimo y tome aliento tu corazón, porque si Dios lo prometió Él lo hará.

La cuarta promesa: EXPULSAREMOS A TODOS NUESTROS ENEMIGOS.

Ya hemos hablado en temas anteriores haciendo referencia a algunos enemigos que tenemos; que a propósito no son humanos, pues nuestra lucha no es contra sangre y carne. (Efesios 6:12) 

Los enemigos que combaten contra nuestra alma son los que nos impiden tomar posesión de nuestras bendiciones. Por consiguiente, Dios se interesa insistentemente en que vivamos rectamente para que podamos tomar posesión de ellas tal como Él lo ha prometido.

“Y expulsarás a todos los enemigos que viven en la tierra.” Esta promesa será cumplida cuando hayamos obedecido. Cuando hagamos lo que es bueno y correcto ante los ojos de Dios.

Tú y yo tenemos hoy excelentes motivos,

Para alabar y bendecir el nombre del Señor.

Porque Él nos ha guiado por sus caminos,

Por eso vivimos con un corazón agradecido,

Dándole infinitas gracias por su eterno amor.

 

Yo creo mi Señor lo que me has prometido,

Por favor encamíname siempre en tu verdad.

Para entonces tomar posesión de mi heredad,

Y que sean desarraigados todos mis enemigos.

La tierra que me has dado es buena en gran manera,

Simple y llanamente porque todo lo tuyo es de ¡Primera!