LA CURA PARA EL COVID-19

Muerte, ¿Dónde está tu victoria? Muerte, ¿Dónde está tu aguijón?»

56 El aguijón de la muerte es el pecado. El poder del pecado es la ley. 57 Pero demos gracias a Dios que nos ha dado la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 15:55-57)

Por la profundidad que hay en estos dos versículos, sería interesante que un graduado del seminario bíblico hiciera una exégesis aplicando hermenéutica, homilética y dialéctica. ¿Qué les parece a ustedes?

Pues bien, ¡Yo no sé nada de eso! Solo podría hablarles de manera simple y sencilla. Usaré por tanto el lenguaje que Dios me concede por su divina gracia y que sea el Espíritu Santo quien hable a sus vidas.

Estuve mirando un video que se ha hecho viral los últimos días, donde la doctora en medicina Ruth Mari Calderón, M.D. dio un consejo para combatir los síntomas del Covid - 19.

“Vamos a hacer una intervención porque amamos al pueblo. Porque amamos las vidas. Porque amamos a Dios.” Con estas palabras inició su consejo médico diciendo entre otras cosas que Dios quiere que volvamos a los consejos de nuestros abuelos. A los consejos de nuestros antepasados.

Mi intención no es hacerle publicidad al video. Mi intención no es refutar el consejo de la doctora Ruth Mari, tampoco descalificarlo, pues, no tengo argumentos para hacerlo ni poseo título académico de medicina. Así que, mi punto es el siguiente:

Hoy en día, la humanidad encabezada por médicos y científicos en el area de la salud, están preocupados haciendo su mayor esfuerzo para encontrar la vacuna contra el virus que está azotando a la humanidad.

Pregunto:

Después que se haya erradicado este mal, así como se combatieron las plagas mortíferas en la historia de la humanidad; como son la peste negra, la gripe española, el VIH, la peste bubónica, la sífilis, el cólera, para mencionar algunas de ellas, ¿Será que seguiremos trabajando para obtener la cura definitiva?  ¿Me refiero a la cura que erradique todas las plagas que provienen a consecuencia del pecado del hombre?

Afortunadamente, la cura para erradicar las plagas que ocasionan la muerte del ser humano ya fue dada y está en vigencia para todo aquel que se arrepiente de sus pecados y acepta a Jesucristo como su Salvador personal. Esta cura infalible es LA SANGRE DE CRISTO.

Ahora bien, aceptar a Cristo levantando la mano en un momento crucial no garantiza estar a salvo de estas plagas ¡Claro que no mi amigo! ¿Sabe por qué?

Porque para ser puestos a salvo de la peste destructora, debemos estar bajo el abrigo del Altísimo viviendo una vida en obediencia y santidad.

¡Pero vayamos más lejos! Si estamos "viviendo en santidad" porque vestimos falda larga. Porque no nos maquillamos. Porque no nos cortamos el cabello. Porque vamos a cada celebración... Estamos en obediencia a Dios porque no robamos. No matamos. No cometemos inmoralidad sexual… Pero:

¿Cómo está su corazón en estos momentos?

¿Tiene confianza en el poder de la sangre de Cristo?

¿Se ha humillado?

¿Ha reconocido que como iglesia somos culpables de la corrupción de la tierra, porque siendo sal nos estamos salando? ¿Porque siendo luz no estamos alumbrando?

Estas y otras preguntas surgen en mi tiempo de meditación. Veo además que no tenemos excusa ante un Dios que nos ama y que no quiere la muerte del pecador, sino que viva.

De manera que, si buscáramos el rostro del Señor y no sus manos, él nos mostraría el estado de su corazón dolido. Nos revelará así mismo la condición de nuestro propio corazón corrompido y alienado con el sistema actual. Lo cual pone de manifiesto la inminente destrucción de las cosas movibles para establecer las inconmovibles. (Hebreos 12:25-28)

Bien dijo el apóstol Pablo: “Por esto, hermanos, tomando en cuenta el amor que Dios nos tiene, les ruego que cada uno de ustedes se entregue como sacrificio vivo y santo; este es el único sacrificio que a él le agrada.

No se amolden a la conducta de este mundo; al contrario, sean personas diferentes en cuanto a su conducta y forma de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere, lo que es bueno, agradable y perfecto. (Romanos 12:1-2)

Si de Dios usted quisiera conocer su voluntad,

La respuesta está dicha en el versículo anterior.

No conformarnos a este mundo lleno de maldad.

No conformarnos a este mundo caído y pecador.

 

Es la manera que de Dios podemos comprobar,

Que su voluntad es buena agradable y perfecta.

Es así como inteligentemente podremos escapar,

Y estar preparados para cuando Jesucristo venga.

 

Ya está lista la trompeta que sonará ese día final,

Pero los muertos en Cristo resucitarán primero.

No digas me voy alistando o me voy a preparar,

Porque el día y la hora del suceso no lo sabemos.

No sé si tengas tiempo para tu maleta organizar,

Solo puedo decir que hoy tú podrías ir al cielo. 

 

La muerte fue vencida por Jesucristo el vencedor,

Venció las potestades, venció al enemigo ¡Sí Señor!

No tengas temor si tu vida está en obediencia total,

No temas, pues, a tu casa no puede entrar este mal.